Por
todos/as es conocida ya la abdicación de Juan Carlos I en su hijo el príncipe
Felipe, al cual conoceremos a partir del jueves como Felipe VI. Este hecho se
debe al total desprestigio que sufre la monarquía española, salpicada de
escándalos de corrupción como el papel principal de Urdangarín en el caso Noos
o el destape de las cacerías de lujo a costa de las arcas públicas del propio
Rey. Ante esta situación donde la tasa de popularidad de la casa real alcanzaba
mínimos históricos, se toma la decisión de cambiar de monarca en un intento de
lavarle la cara a una de las principales instituciones valedoras de los pactos
constitucionales del 78 y por ende, del sistema político español. No contentos
con esto, durante las últimas semanas hemos observado como se ha producido un
redoble de la propaganda monárquica ligada al nacionalismo español más rancio
con el objetivo de ensalzar la figura de Felipe VI y encumbrar el papel jugado
por Juan Carlos I.
Creemos
oportuno recordar como la monarquía española siempre ha estado ligada a los
sectores más ultraderechistas del estado, no en vano Juan Carlos I llegó a ser
rey por el designio de Franco tras jurar los principios del régimen. Como ha
estado ligada de forma directa a los intereses de clase de la burguesía
buscando contratos y acuerdos económicos a nivel internacional que supusieran
millonarios beneficios para la patronal española, donde por supuesto la clase
obrera tanto en este país como en aquellos donde se adjudicaban los contratos
no percibía ningún tipo de beneficio, más bien todo lo contrario. Como supuso
el principal puntal del régimen emanado de la Constitución del 78
con la que se dilapidaron años y años de lucha obrera antifascista tanto bajo
la dictadura como en la guerra civil, cuyas víctimas, héroes y heroínas
quedaron atrapas en cunetas. Todo esto por no hablar de lo profundamente
antidemocrático que supone el hecho de mantener una estructura feudal donde un
señor (y recalcamos lo de señor) está por encima de la ley, ajeno a ella,
pudiendo hacer lo que le plazca con total impunidad.
Desde
el Colectivo Obrero de Coslada y ante esta coyuntura queremos remarcar nuestra
rotunda posición antimonárquica al considerar la monarquía como una institución
arcaica, corrupta, machista y totalmente plegada a los intereses de la
burguesía nacional. Así mismo y ante los distintos proyectos y discursos
republicanos que se articulan declaramos que tampoco nos vale una república
cualquiera, donde la misma clase que nos explota y oprime a día de hoy siguiera
manteniendo el poder. Ni monarquía ni república burguesa.
Por
último queremos solidarizarnos con las y los compañeros de la Coordinadora
Republicana de Madrid (CRM) a quienes la delegación del
gobierno en Madrid ha impedido manifestarse ni concentrarse el día de la
coronación para demostrar su descontento y oposición a la monarquía en un burdo
intento de acallar las voces disidentes con la corona. Los tribunales, a su
vez, han cancelado el recurso presentado por la Coordinadora. Ante esto la CRM decidió mantener la
convocatoria de concentración el jueves a las 12:00h en Sol por lo que la
policía, en un despliegue sin precedentes incluyendo personal militar, ha
decidido cerrar la plaza durante la ceremonia vulnerando así los derechos de
libre circulación, manifestación y reunión en un claro ejemplo de represión a
quienes exigen una sociedad más justa e igualitaria.
¡BASTA DE REPRESIÓN!
NI MONARQUÍA NI
REPÚBLICA BURGUESA